Hoy tengo el día libre y
tenía pensado ir a dar una vuelta por la mañana con blanquita, pero diluvia. Es
una lluvia copiosa y de esa que salen pequeñas burbujitas cuando impactan las
gotas en los charcos que se van formando; además hace bastante
viento, vamos el día ideal para salir en moto. Renuncio a mi idea de salir y me
pongo a las faenas y chapuzas varias que se hacen en casa cuando uno tiene el
día libre y no lo puede “disfrutar”.
Con el paso de las horas,
y sobre las 3 de la tarde veo por la ventana que ha parado de llover, el cielo
sigue amenazante y me susurra “como salgas te vas a ca*** ”, pero si yo no he hecho
nunca caso a nadie, esta vez no iba a ser menos. Cojo rápidamente las llaves y
mi equipación y desafiante, reto al cielo….”¿Qué me voy a queeé?? Tengo un
pantalón de lluvia estupendo que me protegerá, a ver quién gana. (uno que a veces es muy estúpido).
Nervioso y con prisa por
aprovechar el poco tiempo que tengo, cojo la cámara y un trípode más viejo que
yo y lo meto todo en la moto.
Cuando apenas he avanzado
unos metros, empieza a lloviznar. Parece que el cielo me la tiene jurada hoy
pero como soy un cabezón, me río y me dirijo a la gasolinera para repostar y
ponerme el traje de agua.
Paro en la gasolinera y
me doy prisa en repostar ya que veo a mis espaldas una nube amenazante que
cubre toda la ciudad, como si corriendo fuera a ganar esta batalla contra la
naturaleza. Pero los nervios me juegan una mala pasada, le doy demasiado caudal
a la manguera y derramo combustible por todo el asiento de mi motocicleta;
mierda!!!! No se quita del tapizado del asiento….. Cuando por fin consigo
eliminar los restos de combustible, abro el cofre y busco mi pant…. ….mi…….mierda
una vez más. Me he dejado el pantalón en casa.
“Vale esta vez has ganado,
puedes empaparme que aún así tengo una cita y voy a acudir”
Triste y con cara de
estúpido me monto en blanquita y enfilo una de mis carreteras favoritas de la
zona. Apenas tengo tiempo por lo que no podré hacer muchas fotos.
La carretera me dirige
hacia un monasterio en ruinas (hablo de él en mi primera entrada del blog, después
de la presentación). La carretera es una carretera comarcal con curvas de todo tipo; el
primer tramo son curvas abiertas y rápidas por lo que hago los primeros km
apenas sin esfuerzo y tomándole el pulso a blanquita a la que no termino de
dominar y me cuesta enlazar curvas consecutivas. La noto pesada y torpe pero
sigo pensando en que el torpe soy yo. El paisaje es bonito, me rodean grandes
llanos reverdecidos por las últimas lluvias con cerros a los fondos y pueblos
que parecen congelados en el tiempo. Al salir de un pueblo, veo una pista de
tierra y decido probar las cualidades off road de blanquita y de paso hacer
unas fotos.
Blanquita de momento no me dice que no y la verdad que no se
comporta mal aunque sus neumáticos no son para estos menesteres.
Paro en un lateral de la
pista y contemplo el paisaje, parece que tras varias curvas he despistado al cielo
amenazador y luce el sol tímidamente entre las nubes. Huele a primavera y me
quedo absorto contemplando el paisaje.
Es genial poder disfrutar de la moto y del aire libre de esta
manera. Esto me da la vida.
Bueno vamos a hacer un pequeño reportaje fotográfico de mi
chica. Da gusto hacer fotos con una buena modelo.
No soy muy bueno haciendo fotos y mucho menos con el retoque
de las mismas por lo que pido disculpas por la calidad de las fotos. Iré
aprendiendo.
Tras varias tomas, veo que mi trípode y cámara estorban a un
paisano que quiere pasar con la camioneta, así que me apresuro a ir corriendo a
por la cámara y no entorpecer el camino. Le saludo y le pido disculpas y el
avanza lentamente mirándome por su ventanilla con cara de estupor, como si
hubiera visto un marciano; “buenas tardes y disculpe” repito. El sigue pasando
lentamente sin dirigirme la palabra y sin apartarme la vista. Por un momento no
entiendo nada pero me pongo en su piel y la escena es un poco surrealista, un tío con armadura de motero, casco puesto, con una moto en medio del campo, un trípode y cámara haciéndose fotos a sí mismo. Sonrío y me marcho. La verdad es
que la escena fue simpática.
Recojo los bártulos y empieza la parte guay de la ruta, el
paisaje cambia radicalmente, la carretera se arruga y retuerce y ya no estoy
rodeado de prados sino de pinares. Hay bastantes sombras generadas por los
árboles que me tapan los enormes agujeros del firme pero no me importa porque
llevo la moto adecuada.
Poco a poco me adentro en esta solitaria y preciosa carretera
y voy bailando con balnquita de lado a lado, curva tras curva. Los movimientos
son suaves, como cuando uno no tiene ni puta idea de bailar y tu pareja te
agarra con cariño y te dice, no te preocupes yo te llevo. Se produjo una
simbiosis entre blanquita y yo que me hizo sentir bien. No era la brusquedad de
mi antigua montura (no tiene nada que ver una moto con otra), todo era
suavidad, finura y dulzura, estaba ensimismado, como flotando en el aire y
atravesando curva tras curva hasta que raaaassssss!!!!!! Joder, he rozado con
la estribera, no puede ser, si no iba haciendo el bestia…..Blanquita me
demostró que es guerrera pero que hay que tener cuidado porque tocas con la
estribera antes de que te imagines.
Por fin llego a mi destino. Me lo he pasado genial!!!
No voy a hablar de este lugar porque ya lo hice en mi primer
post. Solo decir, que yo aquí me siento bien.
No se oye nada, solo a ti mismo y a la naturaleza.
Aprovecho y hago la segunda sesión de fotos.
Bajo a la zona de relax. Adoro este lugar. Silencio, sombra,
belleza sobran las palabras.
Me siento en los peldaños de piedra y observo. Mientras
mantengo un dialogo con el silencio, recuerdo la primera vez que pasé por esta
carretera y vine a este lugar, ni si quiera estaba casado. Han pasado muchos
años y muchas situaciones desde entonces, buenas y malas pero aquí estoy otra
vez, disfrutando de mi pasión.
Viajar, aunque sea al pueblo de al lado, siempre enriquece.
No es sólo un tiempo muerto de desplazamiento sino que tras cada curva, árbol,
pueblo y rincón, se esconde una historia distinta cada vez. Te
invito a que puedas disfrutar de estos ratos.
Nunca es la misma situación, cada día me ocurren cosas
distintas, otras veces me pierdo por buenos caminos y otras veces soy yo el
extraterrestre. Sea como fuere, adoro esta vida y merece la pena vivirla en
profundidad.
Buen viaje.
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