jueves, 16 de mayo de 2013

UNA CITA CON MI CHICA


Hoy tengo el día libre y tenía pensado ir a dar una vuelta por la mañana con blanquita, pero diluvia. Es una lluvia copiosa y de esa que salen pequeñas burbujitas cuando impactan las gotas en los charcos que se van formando; además hace bastante viento, vamos el día ideal para salir en moto. Renuncio a mi idea de salir y me pongo a las faenas y chapuzas varias que se hacen en casa cuando uno tiene el día libre y no lo puede “disfrutar”.

Con el paso de las horas, y sobre las 3 de la tarde veo por la ventana que ha parado de llover, el cielo sigue amenazante y me susurra “como salgas te vas a ca*** ”, pero si yo no he hecho nunca caso a nadie, esta vez no iba a ser menos. Cojo rápidamente las llaves y mi equipación y desafiante, reto al cielo….”¿Qué me voy a queeé?? Tengo un pantalón de lluvia estupendo que me protegerá, a ver  quién gana. (uno que a veces es muy estúpido).

Nervioso y con prisa por aprovechar el poco tiempo que tengo, cojo la cámara y un trípode más viejo que yo y lo meto todo en la moto.

Cuando apenas he avanzado unos metros, empieza a lloviznar. Parece que el cielo me la tiene jurada hoy pero como soy un cabezón, me río y me dirijo a la gasolinera para repostar y ponerme el traje de agua.

Paro en la gasolinera y me doy prisa en repostar ya que veo a mis espaldas una nube amenazante que cubre toda la ciudad, como si corriendo fuera a ganar esta batalla contra la naturaleza. Pero los nervios me juegan una mala pasada, le doy demasiado caudal a la manguera y derramo combustible por todo el asiento de mi motocicleta; mierda!!!! No se quita del tapizado del asiento….. Cuando por fin consigo eliminar los restos de combustible, abro el cofre y busco mi pant…. ….mi…….mierda una vez más. Me he dejado el pantalón en casa.

“Vale esta vez has ganado, puedes empaparme que aún así tengo una cita y voy a acudir”

Triste y con cara de estúpido me monto en blanquita y enfilo una de mis carreteras favoritas de la zona. Apenas tengo tiempo por lo que no podré hacer muchas fotos.

La carretera me dirige hacia un monasterio en ruinas (hablo de él en mi primera entrada del blog, después de la presentación). La carretera es una carretera comarcal con curvas de todo tipo; el primer tramo son curvas abiertas y rápidas por lo que hago los primeros km apenas sin esfuerzo y tomándole el pulso a blanquita a la que no termino de dominar y me cuesta enlazar curvas consecutivas. La noto pesada y torpe pero sigo pensando en que el torpe soy yo. El paisaje es bonito, me rodean grandes llanos reverdecidos por las últimas lluvias con cerros a los fondos y pueblos que parecen congelados en el tiempo. Al salir de un pueblo, veo una pista de tierra y decido probar las cualidades off road de blanquita y de paso hacer unas fotos.


Blanquita de momento no me dice que no y la verdad que no se comporta mal aunque sus neumáticos no son para estos menesteres.

Paro en un lateral de la pista y contemplo el paisaje, parece que tras varias curvas he despistado al cielo amenazador y luce el sol tímidamente entre las nubes. Huele a primavera y me quedo absorto contemplando el paisaje.


Es genial poder disfrutar de la moto y del aire libre de esta manera. Esto me da la vida.

Bueno vamos a hacer un pequeño reportaje fotográfico de mi chica. Da gusto hacer fotos con una buena modelo.

No soy muy bueno haciendo fotos y mucho menos con el retoque de las mismas por lo que pido disculpas por la calidad de las fotos. Iré aprendiendo.






Tras varias tomas, veo que mi trípode y cámara estorban a un paisano que quiere pasar con la camioneta, así que me apresuro a ir corriendo a por la cámara y no entorpecer el camino. Le saludo y le pido disculpas y el avanza lentamente mirándome por su ventanilla con cara de estupor, como si hubiera visto un marciano; “buenas tardes y disculpe” repito. El sigue pasando lentamente sin dirigirme la palabra y sin apartarme la vista. Por un momento no entiendo nada pero me pongo en su piel y la escena es un poco surrealista, un tío con armadura de motero, casco puesto, con una moto en medio del campo, un trípode y cámara haciéndose fotos a sí mismo. Sonrío y me marcho. La verdad es que la escena fue simpática.

Recojo los bártulos y empieza la parte guay de la ruta, el paisaje cambia radicalmente, la carretera se arruga y retuerce y ya no estoy rodeado de prados sino de pinares. Hay bastantes sombras generadas por los árboles que me tapan los enormes agujeros del firme pero no me importa porque llevo la moto adecuada.



Poco a poco me adentro en esta solitaria y preciosa carretera y voy bailando con balnquita de lado a lado, curva tras curva. Los movimientos son suaves, como cuando uno no tiene ni puta idea de bailar y tu pareja te agarra con cariño y te dice, no te preocupes yo te llevo. Se produjo una simbiosis entre blanquita y yo que me hizo sentir bien. No era la brusquedad de mi antigua montura (no tiene nada que ver una moto con otra), todo era suavidad, finura y dulzura, estaba ensimismado, como flotando en el aire y atravesando curva tras curva hasta que raaaassssss!!!!!! Joder, he rozado con la estribera, no puede ser, si no iba haciendo el bestia…..Blanquita me demostró que es guerrera pero que hay que tener cuidado porque tocas con la estribera antes de que te imagines.

Por fin llego a mi destino. Me lo he pasado genial!!!



No voy a hablar de este lugar porque ya lo hice en mi primer post. Solo decir, que yo aquí me siento bien.

No se oye nada, solo a ti mismo y a la naturaleza.



Aprovecho y hago la segunda sesión de fotos.







Bajo a la zona de relax. Adoro este lugar. Silencio, sombra, belleza sobran las palabras.







Me siento en los peldaños de piedra y observo. Mientras mantengo un dialogo con el silencio, recuerdo la primera vez que pasé por esta carretera y vine a este lugar, ni si quiera estaba casado. Han pasado muchos años y muchas situaciones desde entonces, buenas y malas pero aquí estoy otra vez, disfrutando de mi pasión.

Viajar, aunque sea al pueblo de al lado, siempre enriquece. No es sólo un tiempo muerto de desplazamiento sino que tras cada curva, árbol, pueblo y rincón, se esconde una historia distinta cada vez. Te invito a que puedas disfrutar de estos ratos.

Nunca es la misma situación, cada día me ocurren cosas distintas, otras veces me pierdo por buenos caminos y otras veces soy yo el extraterrestre. Sea como fuere, adoro esta vida y merece la pena vivirla en profundidad.

Buen viaje.










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